Senderismo

LA SENDA DE LOS MONJES SANABRIA (ZAMORA)

Nueva ruta y de nuevo el hada madrina de nuestra secretaria que puso su varita mágica en funcionamiento y nos premio con un día especialmente agradable, soleado y bien que lo agradecieron los 54 senderistas que emprendieron una ruta sencilla y de pleno otoño donde las sendas parecían alfombras plagadas de hojas dándole un aspecto precioso a todo el camino. 

Aún así, el agua caída en los últimos días nos hizo sufrir un poco al inicio de la ruta, en un pequeño trozo de pisado por vacas y otros animales, con lo cual nuestras zapatillas sufrieron el rigor de un pequeño barrizal que luego, poc0o a poco se fue convirtiendo en un camino de piedras donde a ambos lados surgía agua de forma continua, y donde no había un reguero había una pequeña cascada y no nos falto el liquido elemento en ninguna parte del camino. 

La llegada al alto nos deparo lo mejor de la ruta, unas maravillosas vistas del lago de Sanabria y todo lo que le rodea, que permitió hacer trabajar a las cámaras de fotos, móviles y sobre todo a las retinas  de un paisaje realmente hermoso, agua, monte, valle y todo eso aderezado con un día espectacularmente bueno y claro, lo que permitía contemplar las montañas con sus picos blancos por la nieve caída en los últimos días y que dejaba un espectacular cuadro de la naturaleza maravillosa. 

Y, desde lo alto, empezamos el descenso hacia San Martin de Castañeda donde, antes de entrar en el pueblo y en el pequeño mirador, y siempre amparados por el día maravilloso nos pusimos a recuperar fuerzas con nuestros bocadillos y demás viandas, lo que poco después con el siempre agradable café en los bares del pueblo nos permitió seguir descendiendo entre árboles, jara, setas y…siempre agua, hacia la orilla del lago, por donde bordeando su orilla seguimos camino hasta llegar a Ribadelago nuevo, lugar de llegada y salida de un autobús que nos esperaba para regresar a nuestra Bañeza. 

Ya en ella, y con la ruta finalizada de nuevo con gran satisfacción por todos los caminantes, nos despedimos después de un día y una ruta tan agradable como la compañía de la misma.