Emilio G. Ranz/ BUSMAYOR.- Con anécdota autobusera incluida –un coche se caló cuesta arriba y nos hizo parar y arrancar en rampa en las angostas y estrechas carreteras resbaladizas y llenas de hojas de acceso al hayedo por Barjas–, la ruta del club bañezano de senderismo de este mes salió a pedir de boca. No pudimos encontrar mejor día –soleado, sin frío y sin niebla (aunque esta abundaba en Ponferrada)–. El sol nos sonrió a los cerca de 50 senderistas que disfrutamos del otoño en todo su esplendor en uno de los rincones más coquetos del Bierzo, el hayedo de Busmayor. No es el primer año –ya es habitual– que el club bañezano de senderismo aprovecha el otoño para disfrutar de los preciosos parajes naturales, bosques de hayas en donde las hojas tornan de verde a amarillo o rojo.
La ruta se tornó un poco resbaladiza porque el camino estaba embarrado y lleno de agua en muchos tramos debido a las lluvias caídas días anteriores, pero eso no impidió disfrutar de los preciosos parajes con dos cuevas, llenos de cascadas de agua cayendo entre rocas llenas de musgo. Arroyuelos corrían a lo largo de toda la ruta, unos 10 kilómetros, de baja dificultad, lo que motivó numerosas paradas para hacer fotos y que comiéramos más tarde de lo previsto, en una nueva jornada de hermandad de este grupo bañezano que es toda una familia de amigos que se reúnen cada mes para disfrutar de la naturaleza en armonía y fraternidad, y que este próximo mes de diciembre despedirán el año y se felicitarán la Navidad comiendo en familia tras una pequeña ruta por el próximo valle de Vidriales.
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