No cabe la menor duda de que la elección de esta ruta ha sido todo un acierto, y así lo confirmaron todos los asistentes a la misma, cincuenta y cuatro senderistas, que además tuvieron un día especialmente bueno, con una mañana clara y soleada lo que hizo que la ruta se disfrutara mucho más.
Con el horario habitual, 9:00 de la mañana, partían hacia Geras de Gordon los caminantes y con la parada en el mismo pueblo para tomar el café mañanero se dispusieron a realizar los escasos 10 Km. de ruta, y de contemplar uno de los paisajes más bonitos y espectaculares de esta época del año.
La mañana soleada y perfecta hacia que el ambiente fuera “como siempre” ameno, divertido y el “paseo” con todo esto, super agradable.
El principio del camino, a pie de carretera durante unos pocos metros, hacia que los camiones y coches que circulaban por la misma desviaran la mirada para ver al numeroso grupo de deportistas con sus variados colores.
Después, ya en el monte, en un desfiladero con montañas a derecha e izquierda se iban sucediendo escenas maravillosas, pequeñas cascadas, riachuelos, arboles, (sobre todo hayas) de todas las clases y un escenario precioso de principios de otoño, con el suelo alfombrado de hojas, musgo y otras variedades de la naturaleza que hacia las delicias de los ojos de los caminantes.
Las cámaras de fotos y móviles, no paraban de sacar imágenes de una naturaleza semisalvaje que hacia girar la vista aquí y allá para intentar dejar en la memoria el recuerdo de tanta maravilla (alguna se quedo sin memoria antes de llegar a mitad de camino…y se quedo luego sin poder sacar fotos a la segunda parte del mismo, que aún tenia muchas mas cosas que fotografiar).
Y en este paradisiaco lugar no podían faltar los animales, pequeños, como los saltamontes, hormigas, etc, medianos como una infinita variedad de pájaros y aves y grandes, como caballos y vacas de nuestro norte de la provincia, que incluso nos deleitaron con una pequeña pelea, quizá provocada por el numeroso desfile de nuestros senderistas.
Mas regalos para la vista, un pequeño nacimiento en miniatura junto a una gran cascada, que alegraba con su sonido las figuritas navideñas, y donde todos se quisieron fotografiar (aun había memoria en las cámaras).
A partir de ahí lo más difícil, una pequeña subida de 400 metros que puso a prueba las piernas y un estomago que ya empezaba a llamar al orden y algunos ya querían empezar a comer.
Después de la subida, entre arboles llenos de musgo y verde debido a la lluvia y a los muchos años, toca comer, ¡ya era hora “jefa”!
No acabaron aquí las maravillas, la comida con los pies en el riachuelo, el hayedo, con el sol dándole de lleno, precioso y de nuevo a andar el trozo que quedaba por un desfiladero de cuento de hadas, con sus arboles impregnados del inevitable paso del tiempo, con sus oquedades y sus raíces inmensas.
Para finalizar, y con el poco tiempo que quedaba, una pequeña visita a un pueblo precioso, Geras de Gordon, con su ermita y sus casas antiguas y típicas del norte de León.
La satisfacción en los rostros de los caminantes al llegar a La Bañeza fue el mejor premio para los organizadores de la ruta, una vez mas super satisfechos de la misma.
En noviembre…..más.
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