DIA 21/02/2016
Séptima ruta de la Sección de senderismo y segunda del año 2016, que tuvo como nota más destacada el fantástico tiempo que nos acompaño durante toda la mañana y tarde la misma.
59 Senderistas, que salieron de la plaza de Antonio Colinas a las 9:30 de la mañana con ganas de pasar un día agradable y que tuvieron la suerte de disfrutar de un día esplendido.
Eso, unido a la nieve que se divisaba en todos los picos de la montaña berciana y los maravillosos paisajes, hizo que todo el mundo viniera maravillado y diciendo que esta era, posiblemente la más bonita de las 7 excursiones realizadas hasta el momento.
Y es que el día no podía amanecer mejor, con un agradable sol que acompaño todo el viaje y que contrastaba con la nieve de las orillas de la carretera en todo el viaje y que nos dejaba al pie del Monasterio de San Miguel de Las Dueñas donde, tras el oportuno y obligado café, iniciábamos una pequeña visita a la iglesia y, como no dejábamos nuestros Euros en la compra de pastas y otros recuerdos en su tienda del convento de monjas que allí cumplen con su devoción
Tras esto, comenzamos una ruta que, al principio estaba algo inestable por el agua caída en los últimos días (agua y nieve), pero que poco a poco fue mejorando, y nos llevo a unos paisajes maravillosos, donde la nieva, el sol , el agua y la vegetación hacían que nuestros ojos no tuvieran tiempo ni para verlo todo.
La comida, en pequeños grupos, debido a la escasez de lugares para hacerlo más en conjunto, fue lo suficientemente reparadora y agradable como para reiniciar la marcha y llegar a lo más bonito del día, el cañón visible desde lo alto de la senda de los canteros y en él, él río Boeza, que
con el deshielo llenaba el cauce y producía unos rápidos de agua y pequeñas cascadas fantásticos.
El conjunto de la naturaleza resultaba por momentos más espectacular. Por un lado el sol, que nos daba en el rostro y nos hacia despojarnos de nuestras cazadoras y de dejarnos en manga corta, a nuestros pies, la vegetación, con muchos tramos con nieve y agua a los lados que nos daban esa sensación de frescor y que se agradecía ante el buen tiempo, y por otro lado, el cañón allá abajo, en el fondo del valle, también rodeado de nieve en muchas de sus laderas. Realmente precioso.
La llegada a Ponferrada, tras los once kilómetros caminados producía sensaciones contrarias, alegría por la llegada y el correspondiente descanso y pena por haber dejado atrás los maravillosos paisajes y lugares que en infinidad de fotos nos quedan para el recuerdo.
A La llegada a la Bañeza el comentario unánime, ha sido la ruta más bonita de las realizadas. Y una pregunta obligada, como siempre al acabar las rutas. ¿Cuándo tenemos la próxima?
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