La concejalía de deportes no se ha dignado ni a poner dos tornillos a unas puertas que colgaban ya de sus bisagras hace dos meses.
Emilio G. Ranz. / Hace dos meses a una puerta de una taquilla se le cayeron dos tornillos. Nadie arregló nada. A principios del mes de diciembre este periódico se lo comunicó personalmente, por si no tuviera constancia –igual no tiene tiempo de visitar todas las instalaciones deportivas de la ciudad– al concejal de Deportes D. José Ignacio Salgado, para que lo arreglara. Le informamos del mal estado de las instalaciones, de que la puerta de una taquilla colgando daba muy mala imágen, y le informamos que habían desaparecido al menos dos puertas de las cuatro duchas existentes en el vestuario de hombres. Salgado nos dió por respuesta de que «eran duchas nudistas» y que se habían puesto de moda –suponemos a modo de broma, ya que nos llevamos bien y somos amigos desde que este periódico lo entrevistó siendo presidente del club atlético bañezano de baloncesto allá por 1.999–, bromea con nosotros. Ya hablando en serio el concejal nos dió una excusa –maltrato de los usuarios–, achacando a estos el deterioro de las instalaciones deportivas municipales. Tras un plazo de quince días en los que podía haber mandado a un técnico de mantenimiento con un destornillador, cuatro tornillos y una bisagra, en el que no se hizo nada –ningún arreglo–, este periódico hizo pública la queja en su número del 27 de diciembre pasado. Lo titulamos, graciosamente «duchas nudistas» y en él volvimos a indicar al ayuntamiento y a sus responsables la lista de deficiencias que presentaban ya las piscinas climatizadas –que según los usuarios, con la entrada del año han subido hasta un 50% sus tarifas (eso decía a este periódico un cliente del bono de 15 baños)–, encarecimiento que no se ha invertido en cuatro tornillos.
A mediados del mes de enero, el pasado lunes día 16, con todas las vacaciones de Navidad por delante y cerca de dos meses con los desperfectos agravándose, aún no se había hecho nada por parte del ayuntamiento para mejorar estas instalaciones públicas frecuentadas por niños y personas de todas las edades de La Bañeza y comarca. La puerta de las taquillas, que estuvo un mes colgando de la bisagra que quedaba, ante la falta de alguien que la pusiese cuatro tornillos, ahora ya no cuelga, yace arrancada o caída a un lado del tubo de climatización. Las duchas hay que rifárselas si uno es tímido o vergonzoso y no quieren que le vean el culo, ya que siguen sin puertas. A dos que se las cambiaron las alcachofas hace unos años, se les pusieron las de peor calidad, por lo que, cuando encuentras agua caliente (que esa es otra, pues a horas punta cuando se usan por muchos usuarios el depósito de vacía y los que llegan los últimos tienen que ducharse con agua fría –si uno se quiere duchar– hasta que el sistema vuelve a calentar –«se quedaron un poco cortos con la instalación, comentaba a este periódico un técnico de mantenimiento justificando las múltiples quejas del «agua fría» de los usuarios–; tienes que tener suerte de entrar en una de las cuatro duchas que hay para todos los usuarios, de que esa eche bien el agua. (O sea, una odisea. Para ir a casa bien duchado uno ha de hacer malabarismos, buscar una hora en que no sea punta, para que no haya pasado mucha gente por los vestuarios y te quedes con el agua fría, y pillar una hora con menos de cuatro personas que se quieran duchar, para poder elegir ducha con alcachofa buena, y con puerta)
Vestuarios pequeños / diminutos
La falta de visión de quien diseñó el proyecto es notoria desde el día que se construyeron las piscinas climatizadas. Con una capacidad de 108 usuarios (100 del vaso y 8 del jacuzzi) , en los vestuarios apenas caben diez personas. Cuatro duchas, a veces usadas como vestidores –pues no se pensó que hay gente que no quiere desnudarse en público– y un escaño doble, es todo lo que ofrece el vestuario masculino (aseos a parte). Cuando entran varias personas juntas y se encuentran con que salen los chavales de un cursillo de natación, no hay sitio donde cambiarse de ropa. El ayuntamiento vió el problema pronto, instalando unas taquillas en la propia zona de piscinas, ya que no hay más espacio. Incluso hay un lavabo en el pasillo del vestuario de mujeres porque quizás no había donde ponerlo. Para todos los usuarios que pudieran entrar en hora punta a usar las piscinas climatizadas sólo hay dos duchas en la zona de acceso a las piscinas (una piscina de verano tiene al menos ocho para el mismo vaso), dos duchas averiadas o con un funcionamiento muy deficiente –no echan casi agua: hay gente que presiona muchas veces el pulsador, uno para ambas duchas, ya que no hay sitio para poner a cada ducha con su mando para encenderlas– instaladas de manera provisional junto a los accesos y el nuevo cerramiento que se hizo este pasado verano cuando las climatizadas volvieron a cerrar, anticipadamente (antes de lo previsto) por avería. Entonces se arguyó que se íba a aprovechar ese cierre para hacer reformas, incluso hubo quien dijo de ampliar unos metros los vestuarios (el solar donde se construyó las piscinas disponía de más metros, pero no sé si para ahorrar en aire caliente los vestuarios se construyeron minúsculos). Los vestuarios no se han agrandado, siguen siendo los mismos.
Las piscinas, caras y pequeñitas (está todo muy condensado, muy comprimido en el espacio) podrían ser unas instalaciones cucas –de hecho aunque desde el ayuntamiento dicen que son deficitarias (que dan pérdidas, vamos –igual las de verano se venden como un gran negocio para que les alquilen el bar pagando por la concesión un precio alto, a pesar de estas abrir tres meses. Pero las de invierno dicen que dan pérdidas a pesar de que viene mucha gente no sólo de La Bañeza sino de la comarca, a aprender a nadar o a darse un chapuzón en los 8 meses que aquí dura el invierno. La pena es que quien venga de fuera se lleve una pobre imágen: y no hablo de que está todo comprimido, o de que sólo tenga un vaso grande (25 m. de largo) que apenas cubre un metro en buena parte –yo driría 80 cm y también diría que no pasa de 1,80 en su parte más honda –pues es lo que mido yo y apenas me cubre entero, sino de que detalles como de dos duchas que hay dos que echan mal agua, que de cuatro que existen en los vestuarios dos están sin puertas (que no sé a donde irían a parar las puertas de aluminio que aún mantiene el resto –igual la próxima moda que impone el edil es quitar también a los cubículos del váter las puertas, para que quien cague lo haga públicamente– )
que una taquilla está sin puerta o que el altavoz, que por cierto, no se usa mucho –poner la radio es gratis–, está oxidado, y la salida del aire climatizado tiene una capa de pelusas que miedo me da a mí un día que nos entre legionela o algo...
Señores del ayuntamiento, dediquen parte de lo que recaudan por las entradas a las piscinas al mantenimiento, y ya que para las piscinas de verano tienen un técnico contratado, tengan por lo menos un empleado de mantenimiento para todos los edificios públicos municipales que ponga dos bisagras o cuatro tornillos cuando estos hagan falta... porque si viene uno de fuera y le causan mala imágen estas instalaciones de nuestra ciudad, puede que para la próxima vez vayan a la ciudad de al lado y La Bañeza pierda así clientes, logrando que las piscinas sean cada vez más deficitarias al ser utilizadas cada vez por menos gente.
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