Club de senderismo La Bañeza / Ruta al Faedo de Ciñera

A las 8.30 de la mañana 40 senderistas partimos del Ulises rumbo a la Pola de Gordón, a visitar el faedo (hayedo) de Ciñera, donde llegamos a primera hora de la mañana. Tras el cafelito, que nos calentó el estómago esta fría mañana (dos grados bajo cero ¡¡una helada que dejósu impronta en el camino, dando aún más belleza a las plantas, blancas con cristalitos de hielo), emprendimos la ruta parando a ver una espectacular mina a cielo abierto, hoy abandonada, de la Hullera vasco-leonesa. Allí nuestros senderistas se adentraron fotografiando los viejos edificios abandonados de aquella comarca minera llena de actividad hace 20 años, viendo los almacenes, vestuarios y la vieja maquinaria que dió vida a esta comarca hoy abandonada (ha sufrido un gran descenso poblacional tras el cierre de las minas). Tras la parada de rigor continuamos nuestra ruta senderista hasta el bosque mágico: el famoso hayedo, que este domingo soleado de otoño estaba espectacular. De hecho este popular hayedo se le conoce como 'el bosque mágico' ¡¡Y no es para menos!! La ruta, entablillada, discurre junto a un arroyuelo nos alegra con el susurro del agua saltando las rocas monte abajo. Las hayas tenían tonalidades que iban desde el verde lechuga al rojizo, pasando por todas las tonalidades amarillas-doradas típicas de un bosque a inicios de otoño. Decenas de senderistas de toda la provincia se dieron cita esta mañana de domingo para disfrutar del espectacular paisaje donde nos hicimos cientos de fotografías para llenar nuestros álbumes. La comida, el bocadillo, no pudo ser mejor: debajo de un haya disfrutando de la cálida mañana que derritió el hielo de la primera hora de la mañana. Tarde de café, de nuevo, en el pueblo, para regresar posteriormente a La Bañeza pensando ya en la próxima escapada. La nota la dió esta vez no un gato, sino uno de nuestros senderistas, que perdió las llaves en el camino, quien sabe si brincando entre los escombros de la vieja mina abandonada o al engancharsele el llavero con la correa de la cámara al sacarla del bolsillo. Pero los senderistas somos una gran familia y trasladamos al despistado hasta su casa para que pudiese coger el duplicado y regresar a por su coche.