jueves, 15 de mayo de 2008

El C.M.Teleno alcanzó el Atlas Marroquí

Raúl González / El Alto Atlas marroquí ha vuelto a recibir la visita de miembros del Club de Montaña de La Bañeza. Durante una semana los 3 miembros del Club –Oscar, Raúl y Richard– han podido disfrutar de un in-mejorable tiempo en las castigadas montañas de la cadena del Atlas.
La expedición salió el pasado 2 de Mayo con destino Marrakech. Sólo una hora de carretera se-para esta ajetreada ciudad de Imlil, el orígen de la mayor parte de las ascensiones hacia el Djeb Toubkal, máxima altura del Macizo y del Norte de Africa.
Durante la jornada del 3 de mayo se realizó la aproximación al Refugio de Neltner (3.200 m.), una subida de 1.500 m de desnivel que exige un ritmo pausado para permitir la correcta aclimatación a la altura, aunque las mulas permiten ir ligero de pe-so a los montañeros que consienten que este resistente animal comparta mochila y camino hacia el refugio.

Así fué la aventura
«Durante la primera noche se dejan sentir los efectos de la altura y el corazón late más rapido y más fuerte con la dificil misión de llevar oxigeno a los tejidos luchando con la escasez del mismo en el aire» nos explicaron los propios montañeros narrándonos su viaje al regreso.
La primera jornada de montaña “de verdad” fué una larga marcha de casi 9 horas que llevó a los tres bañezanos a coronar el Toubkal Oeste (4.030m) en primer lugar, antes de encaminarse al Toubkal (4.167 m) punto más alto alcanzado, todo ello a un ritmo lento, cansino, con la sana intención de acostumbrar al cuerpo a la actividad en altura esperando la reacción fisiológica del organismo: el aumento de glóbulos rojos en sangre que faciliten la llegada de oxigeno a músculos y vísceras.
Desde la cima del Toubkal se dirijieron al Imouzzer que con sus 4010 m. entraba dentro de los objetivos del día, pero una reseña equivocada truncó los planes de ascensión,ya que tan sólo 5 metros por debajo de la cima un corto resalte de 2 me-tros se interponía entre la cima y los miembro del Teleno, era posible escalarla pero no de ase
gurar sin material de escalada. Finalmente la prudencia ganó la partida y la cima quedó invicta, se estuvo allí pero no en la cima.
La segunda jornada, todavía con la aclimatación en marcha,
comprendía el inicio del cresterio Norte-Sur de la vertiente Oeste del valle del Toubkal. Pero la difícil orografía de la zona convenció a los montañeros de lo complicado de realizar la travesía integral de dicha cresta. Una vez coronado el Biguinnousenne (4.002 m.) los cortados y precipicios se repetían impidiendo la progresión hacia las Agujas de Clochetons y los cuatromiles Afella y Akioud;teniendo que renunciar a ambas cimas y posponiendo el vivac planeado para esa travesía.
La tercera jornada exigía un descanso con el fin de recuperar fuerzas y finalizar la aclimatación,siendo una jornada dedicada a comer y vagear al sol, salvo el pequeño paseo de 3 ho-as hasta los 3800 metros para ver una cascada de hielo con el fin de que el cuerpo no se acomode demasiado.
Para el cuarto día de montaña se dejaron los 2 cuatromiles que quedaban en la lista inicial planeada: el Ras (4.083 m.) y el Timesguida (4.089 m.), dos cimas que cierran el lado Sur del valle y permiten una grandiosa vista del macizo y de las rotas colinas y altiplanos hacia Sur, hacia el desierto; una subida cabezona hacia el collado Tizi-nouagane que deja paso a una trepada incomoda por roca descompuesta hacia el hombro del Ras desde el que se alcanza la cima; desde ésta se accede al Timesguida a través de un abierto cresterio.
Con estas dos cimas se apuntan “casi” 6 cuatromiles en la visita al Atlas,dejando sólo el Akioud (y esos 2 metros pendientes con el Imouzzer)como cima no pisada por miembros del Club(en el 2005 se coronó el Afella), para cuando alguien quiera una ex-cusa paravolver.
Finalmente la expedición bañezana disfrutó del planeado vivac en la bajada del Timesguida por encima de los 3600 metros disfrutando de un atardecer solitario lejos del bullicio del Re-fugio observando el despertar de la vida en esas montañas que parece imposible que puedan albergar más fauna que los córvidos; polillas, murcielagos y una fugaz visión del gato montes del Atlas deleitaron los sentidos de los bañezanos en un frio vivac (-4ºC) con un techo de estrellas y acompañados ocasionalmente por la niebla.
Como colofón del viaje, la vuelta a la vibrante Marrakech,con sus ruídos, olores y desorden. Una ciudad que es un contraste con el silencio y la paz de los montes del Atlas. Demasiado para los cuerpos acostumbrados al ritmo que marca el sol en la montaña,como bien dicen los Bereberes «Amigo, la prisa mata”

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